PICADURA DE IDEAS
martes, 19 de noviembre de 2013
jueves, 7 de noviembre de 2013
EL OSO NANDI. POR ANTONIO PARRA
El oso nandi: misterioso animal africano
Saludos amigos. He decidido compartir con uds. un fragmento del libro "El Mundo Misterioso" de Time Life. En este se habla de una misteriosa criatura keniana, el llamado "Oso nandi", una temida criatura nocturna, que como su nombre lo indica, se asemeja a un úrsido, aunque hay varias propuestas para la identidad del oso nandi, desde hienas hasta mandriles gigantes."Se dice que no todos los animales desconocidos son tímidos. Se rumorea que la nación de Kenia, del este de África, ha sido desde hace tiempo la guarida de una bestia similar al oso, tan salvaje y temible, que al parecer, visita los pueblos de noche, llevándose ovejas y algunas veces a personas. Los colonizadores europeos llamaron a la criatura el Oso Nandi, nombre de la tribu en cuyo territorio, situado al oeste de Kenya, tienen otros nombres más inquietantes para denominar a la bestia: Chemosit, o diablo, Geteit, que significa comedor de cerebro, una referencia al supuesto hábito del animal de comerse el cerebro de su presa.
Los hombres me decían que bajaba a los pueblos por la noche y asesinaba a los habitantes en sus cabañas, escribió Charles T. Stoneham, un conocido cazador de caza mayor, quien describió su propia búsqueda del Oso Nandi a finales del siglo pasado en su libro Cazando bestias salvajes con rifle y cámara. .
De acuerdo con el cazador británico de caza mayor, Charles T. Stoneham (arriba), que buscó incansablemente a la bestia durante la década 1920-30, el Oso Nandi atacaba a sus víctimas entrando en sus cabañas por el techo.
"Hizo su entrada por el techo, mató a sus ocupantes y se comió sus cerebros". Las mujeres que estaban fuera en el bosque recogiendo madera "desaparecerían" continuaba Stoneham, "y más tarde, se descubrían sus cuerpos, casi siempre desprovistos de la parte superior del cráneo".
Como no se tienen noticias de que existan especies de oso en África, aunque hay rumores persistentes, desechados por la mayoría de los científicos, de pequeños osos en Marruecos, los informes del Oso Nandi han desconcertado a los zoólogos. Sin embargo, a juzgar por estas informaciones, el término "oso" parece encajar. Geoffrey Williams, un aventurero que exploraba el territorio nandi a principios de siglo, pensó que, en efecto, la bestia se parecía a un oso cuando se encontró con ella durante una marcha por la verde meseta de Uasin-Gishu.
"Había una densa niebla", escribió, "y mi primo y yo caminábamos al frente del safari". De repente, se disipó la niebla. "Mi primo exclamó: ¿Qué es eso?". Mirando en la dirección en la que apuntaba, vi un gran animal sentado sobre sus caderas, a una distancia de no más de 30 metros. Su actitud era como la de un oso en el zoológico, y debo decir que media más de metro y medio", recuerda Williams. "Antes de que nos diese tiempo a hacer nada, saltó hacia adelante y se alejó arrastrándose".
En 1925, en un incidente que recuerda la terrorífica bestia de Gévaudan, en el siglo XVIII en Francia, los habitantes de un pueblo pidieron ayuda al gobierno keniata, después de que una chica de seis años fuera raptada en plena noche por un Oso Nandi, que había excavado un agujero en la pared de la choza de su familia. Las noches anteriores, la criatura se había llevado varias cabezas de ganado del pueblo. El capitán William Hichens, un oficial colonial británico, viajó al pueblo para investigar.
Después de escuchar los aterrorizados relatos de las incursiones de la bestia, Hichens dedició atraparla, rodéando la colina donde se sospechaba que vivía. El plan falló, pero Hichens tuvo un espantoso encuentro con lo que él pensó que era la misma criatura, que una noche, cuando se retiraba a dormir a su tienda, vio en la entrada del pueblo.
Great Rift Valley en Kenia, envuelto en nubes bajas, es un enclave habitual del depredador Oso Nandi.
"Tenía un pequeño perro color caqui llamado Mbwambi conmigo, un perro mestizo, pero feroz y valeroso, y lo até conmigo a la puerta de mi tienda" escribió Hichens dos años después del incidente. "Era más de medianoche cuando lanzó un gruñido agudo, quejumbroso que me sobresaltó. Pero antes de que pudiese salir de la cama, toda la tienda se tambaleó, el poste al que estaba atado Mbwambi desapareció y el techo de la tienda se vino abajo, envolviéndome a mí, que inmovilizado por el toldo de la tienda, pugnaba por salir. En ese mismo instante, el aullido más terrible que he oído jamás rasgó la noche. Un puro horror demoníaco me heló la sangre".
"Oí a mi perro gritar una sola vez", continúa Hichens estremeciéndose. "Hubo un chasquido de ramas en los arbustos y luego un ruido sordo, de alguna bestia alejándose. ¡Pero aquel aullido! He oído media docena de leones rugiendo a la vez en una estampida a menos de veinte metros; he oído balitar a un elefante enloquecido, he oído a un leopardo atrapado transformando la noche silenciosa en una agonía estremecida con rugidos atronadores y desgarrados. Pero nunca había oído, ni deseo volver a hacerlo, un aullido como el de aquella criatura.
Hichens salió afuera corriendo, donde encontró que su perro no estaba y un rastro de sangre que llevaba a la jungla. Junto al camino había huellas enormes, cuatro veces el tamaño de [las huellas de ] un hombre", señala Hichens. Al amanecer, él y una partida de hombres del pueblo rastrearon las huellas hasta el bosque, pero una semana después el rastro se perdió. Hichens no encontró nunca al animal cuyo aullido había hecho que su propia alma se estremeciese.
Muchos científicos creen que aquellos que han visto al Oso Nandi han confundido un animal conocido, como una hiena, un baboo [baboon, ¿babuino?] o un ratel (un mamífero carnívoro nocturno, parecido a un tejón, que se encuentra en África, Arabia e India). Pero al menos un experto, Charles Williams, antiguamente del Museo Británico de Historia Natural, ha propuesto una teoría más sorprendente. Sugiere que el Oso Nandi pudiera ser un descendiente viviente de un grupo prehistórico de mamíferos conocidos como calicotéridos. Estas extrañas criaturas, que guardan relación con los actuales caballos, tenían patas traseras cortas, lomo curvo, una cabeza pesada de hocico cuadrado, cola corta y unas formidables garras. No se sabe en que momento pudieron extinguirse, aunque los paleontólogos creen que fue hace al menos 10,000 años".
Imagen de un calicotérido de Wikipedia.
lunes, 30 de septiembre de 2013
COMENZAMOS CON LAS HISTORIAS EN PRIMERA PERSONA
EL ABUELO Y EL NIETO
Por un tiempo mi padre no veía y tampoco oía muy bien que
digamos y hasta le temblaban las rodillas cuando se sentaba en la silla. Apenas
podía aguantar la cuchara. Era penoso. Mi esposa y yo estábamos bastante
disgustados y mi padre acabó sentado en un rincón detrás de la estufa con la comida en un cuenco de barro. Él solía
mirar con sus ojos llenos de lágrimas.
Una vez no pudo sujetarlo y se le cayó. Mi esposa le riñó
y le compramos un feo plato de madera en el que él comía. Un día comiendo con
mi hijo de cuatro años éste empezó a reunir pedazos de madera. Yo le pregunté:
- ¿Qué estás haciendo?
Él contestó:
-Estoy guardando madera para daros de comer en el futuro.
Mi esposa y yo nos pusimos a llorar y nunca más dejamos
allí a mi padre.
javier albarracín
Soy una moneda trucada . Siempre soy cara, nunca cruz . El general me quiere usar , no se para qué. Creo que es para motivar a los soldados,a si que,alla voy ¡Ahhh! Es cara.Vamos a la guerra...
Hemos ganado, todos estamos cansados. Se está riendo el general, sabe que estoy trucada. Ja, ja.
Hemos ganado, todos estamos cansados. Se está riendo el general, sabe que estoy trucada. Ja, ja.
alejandro
EL ABUELO Y EL NIETO
Hace tiempo no podía ni comer sin que se me cayera
la cuchara y el plato se me caía sin meter la cuchara en la boca. Todo el mundo, es
decir, mi hijo y su esposa me odiaban.
Un día me compraron un plato. Se me cayó y la esposa
de mi hijo me regañó y yo di un suspiro. Mi nieto estaba recogiendo trozos de
madera y sus padres le preguntaron que qué hacía y mi nieto dijo que era para
darles de comer cuando fueran mayores. Se pusieron a llorar y después de eso
siempre comimos juntos.
yolanda
Hola, soy un hombre muy anciano, no veo bien, ni oigo bien, me tiemblan las rodillas y cuando me siento en la mesa apenas puedo aguantar la cuchara, y derramo el caldo sobre el mantel, o se me cae de la boca . Mi hijo y mi nuera estaban muy disgustados por esto, por lo que yo tuve que sentarme en un rincón detras de la estufa, y me daban la comida en un cuenco de barro. Yo solía mirar hacía la mesa con mis ojos llenos de lágrimas. Una vez mis manos temblorosas no pudieron sostener la taza, y cayó al suelo y se rompió. Mi nuera me regañó, pero no dije nada, sólo suspiré. Entonces me compraron un feo plato de madera, en el que tengo que comer. Un día que se encontraban todos juntos con mi nieto de cuatro años de edad, este empezó a reunir pedazos de madera en el suelo.
-¿Qué estás haciendo? preguntó mi hijo.
-Estoy guardando pedacitos de madera, para cuando yo sea grande tener en qué darles de comer a mis padres.
Mi hijo y su esposa se miraron por un tiempo y fianlmenrte se echaron a llorar. Luego me llevaron a la mesa y siempre comí con ellos. No volvieron a regañarme si derramaba un poco de algo.
CHRISTIAn
MARTA linares
EL
ABUELO Y EL NIETO
Soy
un niño y tengo cuatro años. Mi abuelo es muy anciano, no veía bien, sus oídos
oían poco, le temblaban las rodillas, y cuando se sentaba en la mesa no podía
aguantar la cuchara. Mi padre y mi madre estaban disgustados, y mi abuelo se
tuvo que sentar en un rincón detrás de la estufa y le daban su comida en un
cuenco de barro. Mi abuelo miraba a la mesa con sus ojos llenos de lágrimas. Mi
madre le regañó pero mi abuelo no lloró. Entonces mis padres le compraron un
plato feo de madera donde tenía que comer.
Un día mis padres y yo nos encontramos sentados
juntos, y yo empecé a dejar pedazos de madera por el suelo. Mi padre me
preguntó que qué estaba haciendo, y yo le dije que estaba guardando pedacitos
de madera para que cuando sea grande tener que darle a mis padres de comer. Mis
padres se echaron a llorar y dejaron a mi abuelo ponerse en la mesa.
MARTA ROBLES
Hola, soy un hombre muy anciano, no veo bien, ni oigo bien, me tiemblan las rodillas y cuando me siento en la mesa apenas puedo aguantar la cuchara, y derramo el caldo sobre el mantel, o se me cae de la boca . Mi hijo y mi nuera estaban muy disgustados por esto, por lo que yo tuve que sentarme en un rincón detras de la estufa, y me daban la comida en un cuenco de barro. Yo solía mirar hacía la mesa con mis ojos llenos de lágrimas. Una vez mis manos temblorosas no pudieron sostener la taza, y cayó al suelo y se rompió. Mi nuera me regañó, pero no dije nada, sólo suspiré. Entonces me compraron un feo plato de madera, en el que tengo que comer. Un día que se encontraban todos juntos con mi nieto de cuatro años de edad, este empezó a reunir pedazos de madera en el suelo.
-¿Qué estás haciendo? preguntó mi hijo.
-Estoy guardando pedacitos de madera, para cuando yo sea grande tener en qué darles de comer a mis padres.
Mi hijo y su esposa se miraron por un tiempo y fianlmenrte se echaron a llorar. Luego me llevaron a la mesa y siempre comí con ellos. No volvieron a regañarme si derramaba un poco de algo.
ANTONIO PARRA
EL ABUELO Y EL NIETO.
Hace
mucho tiempo estaba malito.No veía muy bien ,mis oidos estaban un
poco desgastados, me temblaban las rodillas. Casi se me caía la
cuchara cuando comía.¡Ni si quiera la podía coger bien y se me caía
de la boca y me manchaba! Mi hijo y su esposa estaban muy muy
disgustados hasta que un día me pusieron en un rincón al lado de una
estufa.Cuando cogí el cuenco
se me cayó al suelo,se me rompió y me regañaron. Me compraron un
plato de madera muy feo. De reojo vi a mi nieto coger trozos de
madera. Mi hijo y su esposa le preguntaron que hacía y mi nieto le
dijo que era para que cuando se hicieran mayores, para darles de comer. Mi hijo y su esposa se miraron y se hecharon a llorar y nunca más me
regañaron y volví a la mesa
¿ Quien fija nuestro
destino?
Yo soy el gran general
Nobunaga. He tomado la decisión de atacar a mi enemigo a pesar de que mis tropas
fueran ampliamente inferiores en el número. Yo estoy
seguro que venceremos pero
mis hombres no me creían mucho.
En el camino yo Nobunaga,
me detuve delante de un santuario Shinto.
Voy a recogerme.
FIN
MARTA linares
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